8 lecciones de biohabitabilidad para vivir en una casa más saludable

8 lecciones de biohabitabilidad para vivir en una casa más saludable

 

¿Alguna vez has pensado que tu hogar no solo es el lugar donde descansas, sino también un aliado para cuidar tu salud y bienestar? Aunque pueda resultarte extraño, este concepto que, además, sirve de base a la biohabitabilidad, propone a grandes rasgos diseñar y mantener espacios que potencien una vida más saludable y equilibrada.

 

Básicamente, se trata de velar por la salud de nuestro hogar y su influencia en la nuestra propia y es que, a menudo, pasamos por alto cómo factores invisibles como la calidad del aire, los campos electromagnéticos o los materiales de construcción, entre otros, influyen en nuestro bienestar.

 

Claves de la biohabitabilidad

Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pasamos hasta el 90% de nuestro tiempo en espacios cerrados. En la práctica, esto se traduce en que las condiciones de nuestro hogar impactan directamente en nuestra salud. Desde enfermedades respiratorias hasta trastornos del sueño, un entorno mal diseñado puede agravar problemas de salud que, con la aplicación de criterios de biohabitabilidad, podrían prevenirse promoviendo espacios que reduzcan riesgos y potencien el bienestar.

 

En la base de la biohabitabilidad está la promoción del bienestar físico y emocional de las personas a través del estudio y aplicación de principios de sostenibilidad, salud y confort a los espacios que habitan. Esta disciplina aplica un análisis holístico para entender cómo interactúa el entorno construido con las personas y cómo optimizar esa relación.

 

Al final, un hogar biohabitable no solo ofrece confort, sino también beneficios para la salud. Mejorar la calidad del sueño, la salud mental o reducir el estrés son solo algunas de las ventajas que pueden impulsar este tipo de diseños. ¿Te gustaría tener una casa más saludable? Aquí tienes algunos pequeños gestos que puedes poner en práctica para conseguirlo.

 

1. Reduce los campos electromagnéticos

No es ningún secreto que la exposición prolongada a campos electromagnéticos tiene efectos sobre la salud. Entre ellos está su capacidad para alterar los ritmos circadianos o  dificultar el sueño cuestiones que puedes mejorar cambiando hábitos poco saludables. ¿Utilizas la alarma del móvil como despertador? Empecemos por ahí.

 

Minimizar el impacto de los campos electromagnéticos puede ser tan sencillo como evitar colocar dispositivos electrónicos cerca de la cama, sustituir tu móvil por un despertador de pilas tradicional o desconectar el Wi-Fi durante la noche.

 

2. Calidad del aire

Seguro que en más de una ocasión has entrado en alguna habitación y has sentido que estaba ‘cargada’, ¿verdad? El aire interior puede estar hasta cinco veces más contaminado que el exterior y la ventilación es clave para mejorar la salud de la vivienda. Pero más allá de abrir las ventanas para renovar el aire, hay otras cuestiones que pueden ayudarte a mejorar su calidad.

 

Plantas como el potos o la lengua de suegra o, directamente,  purificadores de aire con filtros HEPA pueden ser grandes aliados. De hecho, incorporar plantas no solo mejora la calidad del aire, sino también reduce el estrés y aumenta la creatividad. Si tienes acceso a un jardín o balcón, conviértelo en un rincón para relajarte y conectar con la naturaleza.

 

3. Apuesta por materiales ecológicos

¿Sabías que los materiales de construcción, las pinturas y hasta los muebles pueden liberar sustancias tóxicas que afectan, entre otros, a la piel? Si estás pensando en hacer una reforma tal vez haya llegado el momento de apostar por pinturas y muebles ecológicos.

 

La madera certificada, el bambú o el corcho no solo son menos tóxicos, sino también ayudan a reducir el impacto ambiental. Si, por el momento momento, no piensas en acometer grandes cambios en el interiorismo de tu hogar, siempre puedes empezar por sustituir tus antiguos productos de limpieza por fórmulas naturales que minimicen los riesgos para tu piel y las posibilidades de sufrir reacciones alérgicas.

 

4. Iluminación natural y bienestar emocional

Apostar por la luz natural es una de las máximas habituales entre los expertos en diseño y decoración de interiores. Pero más allá del efecto que, a nivel estético, pueda tener este tipo de iluminación, lo cierto es que la luz natural regula la producción de serotonina y melatonina.

 

Ambas hormonas son clave para el estado de ánimo y el sueño por lo que, aplicando criterios de biohabitabilidad, es más que recomendable diseñar espacios que maximicen la entrada de luz solar. Prueba a utilizar cortinas claras y complementa con bombillas de espectro completo para imitar la luz diurna cuando caiga el sol.

 

5. La acústica de tu hogar, clave

El ruido constante puede ser un factor de estrés crónico. Además de controlar el volumen de equipos de música o televisores, no está de más invertir en materiales que absorban el sonido. Alfombras, cortinas gruesas o paneles acústicos son solo algunos elementos que pueden ayudarte a mejorar la acústica de tu hogar.

 

En todo caso, siempre que sea posible, apuesta por minimizar las fuentes de ruido innecesarias en casa. ¿Qué tal reservar un espacio silencioso para ayudarte a mejorar la concentración y la relajación? Seguro que tu salud mental lo agradece.

 

6. Confort térmico

Junto a un buen aislamiento acústico, su homólogo térmico es clave en un hogar biohabitable. De hecho, una temperatura inadecuada puede tener efectos negativos sobre la calidad del sueño e, incluso, sobre tu productividad. Lo ideal es mantener tus espacios a una temperatura de entre 18 y 22 grados. Instalar termostatos programables, sistemas domóticos y un sistema de aislamiento eficiente son solo algunas recomendaciones.

 

7. Ergonomía, una gran aliada

Tal vez te resulte exagerado pero lo cierto es que un espacio mal diseñado puede estar detrás de tensiones musculares y lesiones a largo plazo. ¿Cómo evitarlo poniendo en práctica los principios de la biohabitabilidad? Sencillo. Asegúrate de que las superficies de trabajo y las sillas sean ergonómicas y ajustables, adaptadas a tu altura y postura.

 

8. Agua y salud

Otra de las fórmulas más sencillas para mejorar la salud de tu hogar tiene que ver con el agua. ¿Alguna vez has tomado un vaso de agua del grifo y has notado que sabe diferente? En ocasiones puede contener cloro u otros contaminantes.

 

Apostar por sistemas de filtrado te ayudará a implementar de una manera sencilla prácticas para una mayor biohabitabilidad de tu hogar. Tampoco está de más recordar que los envases de plástico pueden liberar sustancias nocivas así que… ¡Nada de rellenar una y otra vez botellas de plástico!

 

Al final vivir en un hogar saludable es más sencillo de lo que imaginas. Basta con aplicar herramientas y estrategias biohabitables como estas para transformar tu casa en un espacio que promueva tu salud y bienestar de forma integral, al tiempo que cuidas el planeta.


Fuente: Pisos.com

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