Claves para reducir las humedades en casa en época de lluvias.
Impermeabilizar paredes y suelos mediante láminas, aplicar morteros macroporosos transpirables sobre los muros y ventilar más ayudan a combatir la humedad.
La AEMET emitió la semana pasada un comunicado alertando de una ciclogénesis explosiva en España: la borrasca Ciarán, que provocó un temporal con vientos muy intensos y precipitaciones generalizadas, antes de la llegada de ‘Domingos’, que también trajo fuertes lluvias en buena parte del país.
Más allá de estos episodios, lo cierto es que las humedades suponen una de cada cuatro incidencias que sufren los edificios. Un porcentaje que en el futuro podría crecer gradualmente por los efectos del cambio climático: en otoño la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) recorrió la Península y dejó escenas de inundaciones asombrosas. Se trata de un fenómeno cada vez más recurrente en el Mediterráneo a finales de verano y en otoño que consiste en una masa aislada de aire frío que viaja por altitudes muy elevadas y que choca con aires más cálidos del mediterráneo, generando lluvias torrenciales y eventos climáticos extremos.
Las humedades pueden elevar hasta un 30% el gasto en consumo de energía de una vivienda. Y la aparición de episodios inestables como las DANAs amenazan con hacerse permanentes, agravando la situación para los hogares. Así pues, ¿qué hacer?
Para empezar, saber que no todas las humedades son iguales. Se establecen hasta cuatro tipologías:
- Humedades por filtración: sobre todo aparecen en cubiertas, balcones, paredes o muros; precisan de impermeabilización mediante una lámina que evite la que la filtración de agua contacte con la pared o el suelo. Las láminas pueden ser discontinuas y deben ser instaladas por profesionales para que queden encajadas. Las láminas más adecuadas serían las cementosas flexibles, ya que son las más versátiles, compatibles y eficientes.
- Humedades por capilaridad: humedades que emanan del suelo, especialmente en aquellas construcciones cuyos muros no han sido adecuadamente impermeabilizados. Pueden originarse en edificaciones antiguas y en modernas, no tiene que ver con la antigüedad ya que se deben a un estado físico en el que el agua del suelo entra en contacto con la construcción y asciende por los poros de los materiales, causando un deterioro acelerado de las viviendas, además de una estética fea. Al igual que en el anterior caso, la impermeabilización superficial del muro al menos medio metro por encima del punto más alto del nivel donde ha llegado la humedad es conveniente. A nivel exterior se recomienda aplicar morteros macroporosos transpirables sobre los muros para auxiliar con la evaporación de la humedad y prevenir la aparición de manchas en la fachada.
- Humedades por condensación: surgen en el interior de las viviendas por la humedad que adopta forma de vapor, produciendo un choque térmico al entrar en contacto con la pared fría; esto se transforma en agua líquida, apareciendo hongos y musgos, lo que puede tener incidencias para la salud de los habitantes de un hogar. La mejor manera de combatir este problema es equilibrar las temperaturas entre el exterior y el interior de la casa. Puede hacerse ventilando y abriendo ventanas, pero tendrá un coste en el recibo. Lo ideal es un buen aislamiento térmico.
- Humedades por accidente: como la rotura de una tubería, por ejemplo. En este caso, la solución dependerá de la detección del origen y reparación de la fuga.
Asimismo, a nivel exterior en los edificios se recomienda emplear una piel aislante e impermeable que se instala en la cara exterior de muchos bloques para bloquear las filtraciones de agua. Una recomendación que cobra especial importancia en días como los que nos esperan. Actualizar a algo así como: una recomendación que, cada vez más, debemos tener en cuenta durante estos episodios de inestabilidad climática.