En este artículo no te vamos a contar cómo usar el blanco en casa ni tampoco ninguno de sus primos hermanos, como el blanco roto o el magnolia. En esta ocasión, te proponemos recurrir a tonos más intensos y atrevidos, pero que siguen siendo clásicos de los de toda la vida acordes con el tipo de decoración maximalista que domina el hogar en 2024. ¿Quieres saber qué color debes usar en un pasillo oscuro o por qué el naranja calabaza es ideal para el baño o la cocina y el verde esmeralda puede funcionar en tu salón? Sigue leyendo.
Atrévete con un tono caramelo oscuro en el dormitorio
Los colores neutros no tienen nada de malo, pero son un pelín aburridos así que, quizás, deberías darle una oportunidad al color caramelo –no digas toffee, por favor– en el dormitorio. ¿Por qué? Si te acuerdas, es un color que durante la pandemia se puso de moda en las tapicerías de sofás y asientos. Ahora, se impone en la decoración del dormitorio porque es un tono más profundo, cálido y sugerente que otras opciones como el magnolia o el topo.
Verde esmeralda en la pared principal del salón
Ni verde manzana, ni menta, ni salvia, ni musgo: apuesta por el verde esmeralda o el verde berro en el salón. Ambos se asocian con la naturaleza, con el respeto por el medioambiente, que define ahora la decoración del hogar, y tienen connotaciones relacionadas con el bienestar. Además, ambos son verdes más profundos y brillantes, y por su versatilidad están conquistando la decoración de las viviendas modernas. Si quieres sacarles todo el partido, te aconsejamos que los apliques en una pared y que pintes la carpintería del mismo color. Además, combínalos con tonos piedra, grises y azules muy claros.
En la cocina, azul o burdeos
Especialmente en la cocina, la gama de los azules pueden funcionar muy bien con una amplia variedad de tonos y acabados. Por ejemplo, si los armarios de la cocina son de un tono gris o beis, incluso blancos, el azul aportará profundidad a un espacio que, de otro modo, podría ser algo soso. Si tienes una cocina pequeña y la pared del fregadero cuenta con una ventana, píntala de azul o burdeos porque aportarás una nota de acento sin restar sensación de amplitud visual. Para los armarios de la cocina, tonos verdes claros o arenas tirando a dorado son otros colores que no pasan de moda.
Azul grisáceo en zonas donde no llegue la luz natural
La mayoría de las marcas más destacadas de pinturas tienen entre su colección de colores un bonito azul grisáceo que adquiere un tono tirando a plateado en espacios en los que escasea la luz natural. En consecuencia, te recomendamos llevártelo a un pasillo interior al que llegue poca luz natural. Quedará especialmente bien si en el resto de la casa hemos optado tonos grises más fríos y neutros. Si prefieres llevártelo a zonas donde sí haya bastante luz, este gris claro/plateado va a aportar sensación de paz y tranquilidad (sobre todo combinado con blanco).
Naranja calabaza (o rojo) en el baño
El naranja no es un color que a priori esté entre los preferidos para decorar el baño, pero los tonos cálidos, como el rojo, están volviendo a este espacio de la casa porque los identificamos con espacios más agradables y elegantes. Úsalos para decorar una sola pared o, si lo prefieres, en pequeñas dosis, como el mueble del lavabo, por ejemplo. Nosotros te recomendamos aquí el naranja calabaza –por cierto, también funciona muy bien en la cocina–, pero los tonos terrososos más profundos también van bien porque invitan a la relajación.
Rosa empolvado como color de complemento en muebles
El rosa chicle que puso de moda la película Barbie, y leímos por doquier que iba a encontrar sitio en la decoración del hogar, se ha ido tan rápido como llegó. En todo caso, hay tonos de rosa, concretamente los más apagados, que por su calidez (un concepto que define las propuestas de este artículo) son fáciles de usar e idóneos como colores complementarios y aportar suavidad a cualquier ambiente. Si te gusta, llévatelo a una zona de tocador en el dormitorio, úsalo en un aparador, en los armarios de la cocina o, por qué no, en una buhardilla.
Fuente: Idealista