Familias pequeñas, viviendas pequeñas

Los cambios demográficos en España en las últimas décadas han tenido un profundo impacto en la estructura de los hogares y, en consecuencia, en el mercado inmobiliario. Las tendencias relacionadas con la composición familiar, el envejecimiento de la población, la disminución de la natalidad y los cambios en los patrones de convivencia son factores clave que están modificando el lugar donde vivimos.



Si hoy vives en un hogar mucho más pequeño que en el que vivían tus padres a tu edad, no es casualidad.

Así ha cambiado la población

Disminución de la tasa de natalidad y reducción del tamaño de las familias

España ha experimentado una notable caída en la tasa de natalidad. A finales de los años 70, la tasa de fecundidad era de aproximadamente 2,8 hijos por mujer, mientras que en 2022 esta cifra se redujo a 1,19 hijos por mujer, una de las más bajas de Europa. Esta disminución de la natalidad se traduce en una reducción del tamaño promedio de las familias.

El descenso en la tasa de natalidad está vinculado a factores como la incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, la postergación de la maternidad, la inestabilidad económica, y cambios en las prioridades personales y profesionales. Este fenómeno ha hecho que las familias numerosas sean una excepción, y ha incrementado la proporción de parejas sin hijos o con uno solo.

Envejecimiento de la población

El envejecimiento de la población es otro cambio demográfico crucial en España. La esperanza de vida en el país es una de las más altas del mundo, situándose en torno a los 83 años. Como resultado, la proporción de personas mayores ha aumentado significativamente.

Actualmente, más del 20% de la población tiene 65 años o más, y se espera que esta cifra siga creciendo en las próximas décadas. El mercado inmobiliario debe adaptarse a una población con nuevas necesidades, como viviendas accesibles y adaptadas para personas mayores o con movilidad reducida.

Aumento de los hogares unipersonales

En las últimas décadas, el número de personas que viven solas ha crecido de manera constante. Según el INE, en 2022 había más de 4,8 millones de hogares unipersonales, lo que supone aproximadamente una cuarta parte del total de hogares en España.

Esto incluye tanto a jóvenes que deciden vivir solos como a personas mayores que, por viudedad o por elección, residen solas. Los hogares unipersonales tienden a buscar viviendas más pequeñas y en zonas céntricas o bien conectadas, lo que ha impulsado la demanda de apartamentos compactos y estudios.



Diversificación de los modelos familiares

Además de las tradicionales familias nucleares (padres e hijos), se ha producido un aumento en el número de familias monoparentales y parejas sin hijos. En el caso de las familias monoparentales, según datos del INE, representan el 10% de los hogares en España.

La mayoría de estas familias están encabezadas por mujeres, y a menudo enfrentan mayores dificultades económicas y laborales. Este tipo de familia requiere de viviendas que ofrezcan flexibilidad, tanto en términos de espacio como de precio, lo que ha llevado a una creciente demanda de alquileres asequibles.

Retraso en la formación de hogares tradicionales

La edad media a la que las personas en España forman una familia ha aumentado de manera considerable. En parte debido a la prolongación de los estudios, la precariedad laboral y los elevados precios de la vivienda, muchos jóvenes retrasan el momento de independizarse y formar su propio hogar.

En 2022, la edad media de las mujeres al tener su primer hijo era de 32,7 años, y la de los hombres para formar pareja y establecerse independientemente también ha aumentado considerablemente. Esta demora en la formación de hogares tradicionales ha hecho que las primeras adquisiciones de vivienda se realicen más tarde.

Así han cambiado las viviendas

Reducción del tamaño promedio de las viviendas

En los años 70 y 80, cuando predominaban las familias más numerosas, las viviendas solían tener entre 90 y 120 metros cuadrados. Sin embargo, a medida que ha aumentado el número de hogares unipersonales, parejas sin hijos y familias monoparentales, la demanda de viviendas más pequeñas ha crecido significativamente.

Actualmente, según datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, el tamaño medio de las viviendas nuevas en España ronda los 70-90 metros cuadrados, siendo incluso menor en áreas metropolitanas densamente pobladas como Madrid y Barcelona, donde las viviendas pueden ser aún más compactas debido a la escasez de suelo y el alto coste de la vivienda.

Conclusión: de promedio tu vivienda ha encogido un 30% respecto a la de tus padres.

Apuesta por espacios abiertos y multifuncionales

El concepto de open plan o planta abierta, en el que el salón, el comedor y la cocina están integrados en un único espacio diáfano, se ha vuelto muy popular, sobre todo en viviendas pequeñas. Esto no solo optimiza el uso del espacio, sino que también crea una sensación de amplitud, lo cual es especialmente importante en viviendas de tamaño reducido.

Además, en el contexto pospandemia, el teletrabajo ha incrementado la necesidad de contar con espacios multifuncionales. Los hogares modernos buscan polivalencia, donde una estancia pueda servir como despacho por la mañana y área social por la tarde, o donde se puedan integrar muebles plegables o modulares que transformen una habitación según el uso.

Reconfiguración de los baños y cocinas

En los hogares más pequeños y compactos de hoy, se ha reducido el número de baños, y estos tienden a ser más pequeños y más eficientes en términos de espacio. Se usan duchas en lugar de bañeras y hay una mayor integración de muebles empotrados para maximizar el almacenamiento. Además, las cocinas han pasado de ser habitaciones separadas a estar integradas en el salón-comedor, como parte de un diseño abierto y moderno.

Optimización del almacenamiento y eliminación de trasteros

En el pasado, muchas viviendas contaban con trasteros o cuartos para almacenar objetos, pero con la reducción del tamaño de las viviendas, estos espacios han sido en gran parte eliminados. En las viviendas más compactas, cada metro cuadrado cuenta, y el diseño ha evolucionado para ofrecer mayor funcionalidad sin necesidad de crear espacios específicos de almacenamiento que puedan restar metros útiles al hogar.

 

El cambio es indiscutible, pero… ¿ha terminado? ¿podemos vivir aún con menos espacio? ¿o preferiremos apuntarnos al éxodo urbano y buscar más espacio lejos de la ciudad?

 
Fuente: pisos.com

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