Las 100 primeras medidas de Trump: el paquete que cambia a EEUU desde el día 1

Las 100 primeras medidas de Trump: el paquete que cambia a EEUU desde el día 1




Donald Trump ha inaugurado su presidencia con el anuncio de varias órdenes ejecutivas contra la inmigración y con la mayoría de políticas climáticas de Joe Biden



“La era dorada de Estados Unidos comienza ahora mismo”. Con estas palabras, Donald Trump se convertía en el presidente número 47 de Estados Unidos. Lo hacía con palabras grandilocuentes, y prometiendo a Estados Unidos que devolverá la fe, la riqueza y la libertad, valores que cree que se han perdido durante la legislatura de Joe Biden. “A partir de este momento, el declive de Estados Unidos ha terminado”, afirmó. El discurso tenía tintes parecidos al de su primer juramento como mandatario en 2017 y pintaba una imagen sombría de un país que solo él es capaz de hacer grande nuevo. Después de jurar como presidente, no había tiempo que perder. El magnate ya había prometido que firmaría hasta 100 órdenes ejecutivas durante el primer día de su mandato y aprovechó sus primeras horas en la Casa Blanca para hacerlo. Una ola de más de un centenar de decisiones políticas centradas en su cruzada antimigratioria, en la guerra comercial, en la energía (con la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París), en el fin cualquier programa gubernamental que promueven la diversidad, la equidad y la inclusión y, sobre todo, en la destrucción de gran parte del legado de Joe Biden. Aunque algunas de sus órdenes ejecutivas seguramente enfrentarán desafíos legales y otras serán en gran medida simbólicas, en conjunto reflejan su intención de dar un giro radical en la dirección del país, cumpliendo con sus promesas de campaña y desmantelando lo que él y sus asesores califican como un esfuerzo del “estado profundo” para obstaculizar su agenda. En su discurso, alejado de una voz conciliadora y de unidad, Donald Trump bautizó el 20 de enero de 2025 como el “Día de la Liberación”.

La cruzada antimigratoria

El republicano ya lo convirtió en uno de sus mantras durante su campaña: “Tenemos un país que necesita ayuda y la necesita urgentemente. Vamos a arreglar nuestras fronteras y vamos a arreglar todo sobre nuestro país”. Para Trump, esta medida era una de las más prioritarias dentro de su agenda política y así lo ha manifestado durante su discurso inaugural como ya presidente: “Declararé una emergencia nacional en la frontera”. Entre las órdenes ejecutivas que ha firmado, hay varias que permitirán desplegar fuerzas armadas en la frontera, además de reabrir los programas de sus primeros años que terminarán la construcción del muro a lo largo de la frontera.

 

“Se detendrá de inmediato toda entrada ilegal y comenzaremos el proceso de devolver a millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron”, añadió. Esta es solo una de las 10 órdenes ejecutivas que Trump ha firmado en esta materia.

 

Trump también planea desbloquear unilateralmente los fondos federales para la construcción del muro fronterizo, sin la aprobación del Congreso. Durante su primer mandato, el ‘muro’ fue una de las grandes polémicas que marcó su presidencia. El magnate aseguró también en 2019 que la cuestión migratoria era “una emergencia nacional”, un argumento que supo emplear para usar los fondos del Pentágono en la construcción del muro de separación. De los 3.141 kilómetros que constituye la frontera entre México y Estados Unidos, Trump llevó a cabo un levantamiento de 727 kilómetros. Junto a este despliegue de fuerzas armadas en la frontera, el presidente estadounidense ha asegurado que cerrará la frontera a los inmigrantes solicitantes de asilo y ya no reconocerá la ciudadanía de los niños nacidos en Estados Unidos de inmigrantes que carecen de estatus legal. Esta orden reinterpretaría la Enmienda 14 de la Constitución de Estados Unidos, que otorga la ciudadanía a todas las personas nacidas en suelo estadounidense y excluiría a los bebés nacidos de padres que se encuentran ilegalmente en el país. Por el momento, no está claro qué efectos legales tendrá esta orden ejecutiva, ya que, de ejecutarse, podría requerir un cambio constitucional, lo que supondría un proceso mucho más complejo.

El presidente también designó a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Entre ellas se encuentra la Mara Salvatrucha (MS-13), organización que nació en Los Angeles y se extendió a países como Venezuela o El Salvador. El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, decretó una guerra abierta contra este tipo de pandillas, desplegando un total de 7.000 soldados y 1.000 policías para acabar con sus operaciones. Además, Trump ordenó la restitución del programa “Quédate en México”, que obligaba a los migrantes y solicitantes de asilo a permanecer en territorio mexicano mientras se resolvían sus trámites para entrar en Estados Unidos. Por último, el magnate firmó una orden ejecutiva para eliminar la ciudadanía por nacimiento (ius soli) de hijos de inmigrantes sin autorización o con visas temporales. La medida, que contradice más de un siglo de precedentes legales, busca limitar la ciudadanía automática a los hijos de ciudadanos o residentes legales. Expertos legales ya han adelantado que la acción enfrentará múltiples desafíos constitucionales, dado que contradice la 14º Enmienda, que y podría llegar a la Corte Suprema. Varios organizaciones de derechos civiles ya han anunciado demandas.

Un plan energético ‘anti-Biden’

Donald Trump prometía hace semanas que sus primeras medidas como presidente de Estados Unidos harían “volar la cabeza cuando vean lo que va a pasar”. En su discurso de inauguración en el cargo, elevaba esa promesa: “Volveremos a ser una nación rica”. Una afirmación que llama la atención si viene de la ya primera potencia mundial, pero que el magnate plantea cumplir aumentado las exportaciones de petróleo y gas. “Vamos a perforar, vamos a perforar”, afirmó el mandatario. Este será el punto central de la “emergencia energética nacional” declarada por Donald Trump para impulsar una mayor producción y reducir los costos para el consumidor. Una de las medidas estará centrada en potenciar los recursos naturales de Alaska, con el objetivo de aumentar las exportaciones de gas natural licuado a países de Asia y el Pacífico. Esta medida permitiría además desbloquear mecanismos para acelerar la concesión de permisos para oleoductos y plantas de energía.

Las primeras órdenes ejecutivas relacionadas con la energía buscan claramente desmantelar las políticas de Joe Biden, como potenciar el uso de vehículos eléctricos e híbridos de bajo consumo en Estados Unidos o levantar la moratoria en la concesión de nuevas licencias para la exportación de gas natural licuado (GNL). En este sentido, el presidente ha firmado una orden para rebajar los límites a la contaminación de los coches y las normas de ahorro de combustible que fueron aprobadas por la gestión anterior. Por otro lado, también ha apostado por acabar con las regulaciones de eficiencia energética para lavavajillas, cabezales de ducha y estufas de gas. Una de las medidas más polémicas de Donald Trump es su decisión de retirar al país del Acuerdo Climático de París. Es la misma decisión que ya tomó en su anterior legislatura y Joe Biden volvió a incorporar al país en el acuerdo para reducir las emisiones. El proceso de abandonar el acuerdo no es rápido y, según las reglas de la ONU, puede tomar un año. Sin embargo, con esta medida, Trump envía el mensaje de que Estados Unidos no tiene entre sus objetivos climáticos frenar la contaminación por gases de efecto invernadero.

Los expertos ya vaticinan que los planes energéticos del presidente de EEUU podrían tener graves consecuencias climáticas y que se incumplirán las reducciones de gases de efecto invernadero que se proyectaban. Esta es la amenaza a la que apuntan los analistas climáticos con otra de las órdenes ejecutivas de Trump, como abolir el Green New Deal, que planteaba la descarbonización de la economía estadounidense en los próximos 10 años. En otras partes de su discurso, Trump criticó a Joe Biden y a su gabinete por supuestamente no abordar los desastres climáticos. En Carolina del Norte, duramente golpeada por el huracán Helene, y en California, donde el republicano afirmó sin pruebas que no se había montado “ni siquiera una muestra de defensa” contra los devastadores incendios forestales que han arrasado Los Ángeles.

La ‘guerra cultural’ de Trump

El presidente de Estados Unidos dedicó una parte de su discurso a la ‘guerra cultural’ que ya empezó durante la campaña electoral. Trump afirmó que pondría fin a las políticas del Gobierno basadas en introducir “mediante ingeniería social” la raza y el género en todos los aspectos de la vida pública y privada. Prometió una sociedad que no tenga en cuenta el color de piel y que se base en el mérito. “A partir de hoy, la política oficial del gobierno de los Estados Unidos será que solo haya dos géneros: masculino y femenino”, dijo. Eliminará, además, la protección otorgada a las personas ‘trans’ en las prisiones federales y suprime las garantías para migrantes transgénero bajo custodia de las autoridades estadounidenses. Por otro lado, prometió que reintegrará a todos los miembros de las Fuerzas Armadas que fueron expulsados “injustamente” por estar en contra de las vacunas obligatorias del covid. “Firmaré una orden para impedir que nuestros guerreros sean sometidos a teorías políticas radicales y experimentos sociales mientras están de servicio. Esto terminará de inmediato. Nuestras fuerzas armadas serán libres de concentrarse en su única misión: derrotar a los enemigos de Estados Unidos”, aseguró.

Un frenesí de firmas

En un paso hacia su promesa de adelgazar el Gobierno federal, Trump también anunció un congelamiento en las contrataciones de personal público, con excepción de las relacionadas con la seguridad nacional, inmigración y seguridad pública. Además, confirmó la restauración de la llamada Schedule F para empleados federales, lo que eliminaría ciertas protecciones laborales y permitiría una mayor rotación de personal en la administración pública. Otra de las medidas es el fin de las políticas de teletrabajo, exigiendo el regreso total de los funcionarios a las oficinas. En lo que respecta a la política comercial, el recién inaugurado presidente ordenó la creación de un Servicio de Recaudación Externa para la gestión de aranceles y derechos. También instruyó a las agencias federales a investigar prácticas comerciales desleales de países como China, México y Canadá, además de realizar una evaluación completa de la base industrial y manufacturera de Estados Unidos para garantizar su sostenibilidad y seguridad nacional. El presidente también anunció la retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), argumentando que la institución no ha cumplido con sus objetivos en la gestión de crisis globales. Trump firmó asimismo una orden para garantizar que todos los estados con pena de muerte cuenten con un suministro adecuado de fármacos para ejecuciones por inyección letal. Asimismo, declaró que la bandera de Estados Unidos ondeará a toda asta cada lunes, incluyendo los días de investidura presidencial, como símbolo de fuerza y unidad nacional. También renombró el Golfo de México como Golfo de América. La última promesa del magnate fue dejar un legado “pacificador y unificador”. Inauguró su gestión, sin embargo, con una retahíla de medidas destinadas a favorecer la división y presentándose como un mandatario divino: “Dios me salvó para hacer Estados Unidos grande otra vez”, declaró.

 

Fuente: ElConfidencial.com

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