En 1931 ingresó en la Escuela de Arquitectura de Madrid, la única existente en aquel momento. Firmó más de 120 proyectos a lo largo de su trayectoria profesional. En 2004 fue la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Arquitectura.
Matilde Ucelay Maortúa (Madrid 1912-2008) creció en un entorno privilegiado. De padres vascos aunque afincados en Madrid, fue la mayor de cuatro hermanas. Las niñas Ucelay iban de paseo al Retiro, tenían profesores particulares de dibujo, de francés, alemán, música y crecieron en un ambiente rico en ideas (no en vano su abuelo fue uno de los impulsores de la Institución Libre de Enseñanza). Su madre tuvo una gran influencia sobre ella y sus hermanas: Pura fue fundadora de Lyceum Club, una de las primeras asociaciones femeninas creada en 1926, formada por mujeres de distintas ideologías pero comprometidas con la educación femenina y la participación social de la mujer.
Con estos mimbres, Ucelay ingresa en 1931 en la Escuela de Arquitectura de Madrid, la única que existía en el país en aquel momento. Se tituló en junio de 1936, mala fecha para cualquier cosa, habiendo acabado la carrera un año antes de lo previsto ya que cursó dos años en uno solo. La noticia de que una mujer había conseguido el título de arquitecta circuló por todos los medios de la época.
Tras iniciarse la Guerra Civil, Matilde fue la más joven de los 29 arquitectos que formaron la Junta de Gobierno del Colegio de Arquitectos de la capital que tenía como objetivo apoyar el gobierno de la República frente al golpe de estado. Ocupó el cargo de secretaria durante solo dos meses tras los cuales se trasladó junto a su familia a Valencia, ciudad donde pasaría los años de la guerra. Tras la contienda, los arquitectos que formaron parte de esa Junta de Gobierno fueron acusados de delito de auxilio a la rebelión y condenados por el Código de Justicia Militar. La arquitecta fue sentenciada en 1942 a la inhabilitación a perpetuidad para ejercer cargos públicos, con una prohibición para el ejercicio privado de la profesión durante 5 años y una multa de 30.000 pesetas. El resto de arquitectos también sufrió represalias aunque fue Ucelay quien sufrió las mayores por el simple hecho de ser una mujer libre y con ideas propias. Aunque obtuvo el título en el 36, el documento no fue expedido oficialmente hasta 1946.
Diseñó edificios que no podía firmar
A la vuelta de Valencia, la arquitecta instala su estudio en un pequeño ático en el Edificio Castaño y allí ejercería su vida laboral hasta jubilarse. Durante los años que duró la inhabilitación de su título diseñó varios edificios que fueron firmados por compañeros: al no poder ejercer cargos públicos, Ucelay se enfocó a los encargos privados, con algunas incursiones en la arquitectura industrial. Su posición social y sus contactos familiares le permitieron trabajar para la alta burguesía. En 1940 realiza su primera obra, La Huerta del Venado: se trataba de una ampliación de la casa de la familia Ruíz-Castillo, los padres de su esposo, en la Granja de San Ildefonso.
Entre sus obras en Madrid destacan la Casa Oswald, la Casa Bernstein, la Casa Barreiros, la Casa Utray o la Casa Obregón. Se encargó además de las viviendas de José Ortega Spottorno y de la que la escritora Gloria Fuertes tuvo con su pareja en la madrileña localidad de Soto del Real. También estuvo detrás de los proyectos de la librería Turner, el laboratorio Medix o las naves Claudio Barcia. En total y con la única ayuda puntual de un aparejador, desarrolló más de 120 proyectos a lo largo de 40 años de labor profesional.
Uno de los últimos encargos que le llegaron vino de la entonces célebre pareja formada por Isabel Preysler y Miguel Boyer: Preysler era amiga de Marta Oswald y quería una casa como la suya. Sin embargo, Ucelay acabó rechazando el proyecto por suponer demasiado trabajo para su edad.
Matilde Ucelay recibió el Premio Nacional de Arquitectura en 2004 a los 94 años. Falleció 4 años después.
Fuente: Idealista.com