Dice el saber popular que la primera impresión, es la que queda, y puestos a comprar una casa, es relativamente frecuente caer rendido a los encantos de aspectos estéticos como la distribución o la decoración, dejando a un lado cuestiones estructurales. Sin embargo, lo que tratándose de una vivienda de segunda mano puede parecer una oportunidad perfecta para ahorrar dinero o vivir en un enclave privilegiado, puede convertirse en el fuente de problemas futuros.
Lo cierto es que muchas deficiencias en una vivienda usada no son apreciables a simple vista y, aunque la casa parezca en buen estado, ciertos problemas pueden estar ocultos tras una capa de pintura o un suelo bien pulido. Por eso, es fundamental ir más allá de la primera impresión. No hace falta ser arquitecto ni ingeniero para identificar señales de alerta. Basta con poner atención a algunos aspectos clave que pueden ayudar antes de tomar una decisión.
1. Atención a la estructura
¿Alguna vez has visto grietas en una pared? ¿Ventanas que parecen descuadradas? Pues atención, spoiler. Estas son solo algunas señales de alarma que pueden indicar que el ‘esqueleto de la casa‘, esto es, lo que garantiza su estabilidad y seguridad puede no estar en perfectas condiciones. Aunque a primera vista parezca que todo está bien, ciertas grietas en paredes, techos o suelos pueden indicar problemas estructurales.
Si hablamos de pequeñas rajas en al pintura pueden ser simplemente una cuestión estética, pero si ves fisuras más grandes, en especial si son diagonales o atraviesan diferentes materiales (como ladrillo o yeso), podría ser una señal de que la casa ha sufrido movimientos en su estructura. Aunque pueden aparecer como consecuencia de un asentamiento natural del terreno, no hay que pasarlas por alto ya que en algunos casos, puede indicar problemas graves en los cimientos. Y lo mismo si notas desniveles en el suelo, puertas que no cierran bien o, como decíamos, ventanas que parecen no estar bien asentadas. En todos estos casos, conviene consultar a un profesional para asegurarse de que la casa no tiene problemas estructurales serios.
Desde el punto de vista estético, también debes poner atención a pilares, muros de carga o vigas. Si estás pensando en hacer reformas o apostar por diseños open concept debes tener en cuenta estos elementos que, tal vez, sean un obstáculo para tus planes.
2. Señales de humedades y filtraciones
Las humedades son uno de los problemas más comunes en viviendas de segunda mano y pueden tener diferentes causas: filtraciones desde el tejado, tuberías en mal estado o deficiencias en el aislamiento. Manchas oscuras en techos o paredes, moho en esquinas o incluso un olor a humedad son pistas que deberían ponerte en alerta. Al margen de ser un problema incómodo o antiestético, las humedades pueden tener efectos negativos para la salud por lo que, al revisar la casa, fíjate especialmente en baños, cocinas y sótanos, que son los lugares donde suele aparecer primero.
3. Ojo a las instalaciones
Un grifo moderno o un interruptor inteligente son elementos que difícilmente pasarán desapercibidos. Pero más allá de la apariencia, no está de más consultar el estado de las instalaciones. Antes de tomar una decisión consulta si alguna vez se ha cambiado el sistema eléctrico de la vivienda o si baños y cocina han sufrido alguna reforma que incluya el cambio de la fontanería.
Por ejemplo, si ves que la vivienda tiene un cuadro eléctrico antiguo o hay pocos interruptores puede que no esté preparado para la demanda actual. Por otro lado, si tus planes pasan por añadir un baño o cambiar la ubicación de la cocina es importante que tengas en cuenta un elemento invisible pero esencial: la bajante. Su ubicación o la propia antigüedad de la vivienda -en las más antiguas cocina y baño suelen compartirla- pueden condicionar las opciones de redistribución de los espacios.
4. Cuidado con el aislamiento deficiente
El aislamiento de una casa influye directamente en el confort y el gasto energético. Si la vivienda está mal aislada, notarás cambios bruscos de temperatura entre las habitaciones o sentirás el frío y el calor de la calle como si estuvieras fuera. Más allá de la sensación térmica que experimentes durante tu visita a la vivienda, una manera de indagar en la cuestión es tocar paredes y ventanas. Si están frías en invierno o muy calientes en verano es probable que no cuenten con buenos materiales aislantes.
El aislamiento acústico es igual de importante. Si puedes oír claramente lo que dicen los vecinos o los coches en la calle, puede ser una señal de que la casa necesita mejoras en este aspecto. De hecho, si eres de los que necesita silencio absoluto para tu descanso, no está de más poner atención a los ruidos externos. Unas buenas ventanas pueden protegerte en invierno. Pero cuando el calor estival obligue a dormir con ellas abiertas, agradecerás que tu dormitorio no esté orientado a una calle bulliciosa o con tráfico permanente.
5. Vigilar la ventilación y la entrada de luz natural
Seguro que has escuchado en más de una ocasión las bondades de la luz natural. Por eso, puestos a elegir el que será tu hogar, no está de más poner en este capítulo. Aunque la cantidad de luz es perceptible a simple vista, analiza la orientación e, incluso, las vistas (un solar puede ser en el futuro un nuevo edificio que reste luminosidad). Por otro lado, una casa bien ventilada no solo es más saludable, sino que también ayuda a evitar problemas de humedad y moho. Asegúrate de que todas las habitaciones tengan al menos una ventana y de que los baños y la cocina cuenten con sistemas de ventilación adecuados. La ventilación cruzada será una gran aliada.
6. La calidad de los materiales de construcción
En algunas viviendas antiguas se han utilizado materiales que, con el tiempo, se han revelado peligrosos. Un caso común es el amianto, presente en algunos tejados y tuberías antiguas, que representa un riesgo para la salud si se deteriora. Lo mismo ocurre con ciertos materiales inflamables que pueden formar parte de la fachada. No está de más investigar qué tipo de materiales se usaron en la construcción y, si tienes dudas, consultar con un experto.
7. Pregunta a la comunidad de vecinos
Comprar un piso supone pasar a formar parte de una comunidad y ese es otro aspecto clave a tener en cuenta a la hora de comprar una casa. Con el tiempo, los edificios necesitan mejoras, tareas de mantenimiento e incluso reformas para adaptarse a nuevas normas. Antes de dar el paso, consulta el estado general de la construcción. ¿Hay prevista alguna obra importante a corto o medio plazo? Instalar un ascensor, pasar la inspección técnica del edificio, cambiar la instalación eléctrica… Todo ello puede suponer un desembolso importante que, como vecino, deberás asumir.
En todo caso -y pese a que exigen poner atención a detalles imperceptibles a simple vista-, lo cierto es que comprar una vivienda usada puede ser una excelente opción. Suelen estar en zonas consolidadas con buenos servicios, pueden tener una construcción más sólida que algunas edificaciones modernas y, en muchos casos, con pequeñas mejoras pueden convertirse en el hogar ideal.
Fuente: pisos.com