5 factores emocionales que impulsan la compra de una vivienda
Comprar una vivienda debería ser una acción racional. Sin embargo, somos seres con sentimientos que a veces son difíciles de controlar. Dar el paso y convertirse en propietario de un inmueble es una situación que no está exenta de cierto apasionamiento y exaltación. No obstante, es importante mantener la cabeza fría durante el proceso, y no dejarse llevar por impulsos de los que nos podríamos arrepentir.
Analizamos los riesgos:
1. La presión social. Comprarse una casa solo porque los demás lo hayan hecho o porque socialmente sea lo que toca debido a tu edad no es una razón de peso para hipotecarse, sobre todo, si no reúnes las condiciones de solvencia y ahorro necesarias.
2. Una casa para toda la vida. La primera casa en propiedad no tiene por qué ser la definitiva, así que no apuestes por algo más grande y más caro de primeras si vas a vivir solo. Ya tendrás tiempo en unos años, cuando tus circunstancias cambien.
3. Compradores «fantasma». Cuando el vendedor te dice que tiene mucha gente interesada y que tienes que decidirte rápido. No te dejes engañar por esta técnica de venta, ni entres en el juego de la competencia absurda.
4. Mañana será más caro. Que una casa se encarezca debe preocupar más al inversor que al comprador habitual.
5. La primera impresión. El orden y la limpieza son aspectos esenciales, y los vendedores lo saben, por eso explotan la buena cara del inmueble y disimulan los defectos. Evita el «flechazo» instantáneo identificando los factores negativos para sopesarlos.