¿Cómo ahorrar en calefacción? Reduce tu consumo con estos trucos

¿Cómo ahorrar en calefacción? Reduce tu consumo con estos trucos.

Ahorrar en calefacción es posible si tienes en cuenta una serie de trucos: conoce cómo reducir tu consumo y tu factura.

Hay ciclos que se repiten año tras año, y la llegada del frío es uno de ellos. Con la temporada invernal aparece, además, un efecto colateral muy poco deseado: el incremento de la factura de gas debido a un mayor consumo de calefacción. Afortunadamente, existen algunos trucos y consejos para ahorrar en calefacción que pueden ayudarte, te los contamos.

¿Cómo poner la calefacción para gastar menos?

Para ahorrar gas a la hora de calentar tu hogar debes tener en cuenta, entre otras cosas, a qué temperatura poner la calefacción para ahorrar.

Lo ideal es mantenerla en el intervalo de 19 a 21 grados para evitar picos de consumo fruto de una temperatura excesiva. Además, para mantener una temperatura agradable es mejor no rebasar a la baja el límite de los 19 grados. 

En general, siempre que utilices la calefacción de forma responsable y sin elegir temperaturas extremas estarás ahorrando dinero y, de paso, protegiendo tu salud en mayor medida, ya que un calor por encima de lo recomendable puede provocar sequedad y problemas respiratorios, entre otras cosas. 

Cierra aquellas estancias que no necesiten calor

Es posible que determinadas estancias de tu vivienda no necesiten ser calentadas cada día. Por ejemplo, un despacho que utilices pocas veces, un cuarto de lavar independiente, una habitación que haga de trastero… Identifícalas y ciérralas durante las jornadas de invierno para que el calor generado por tu calefactor se reparta únicamente en aquellos lugares en que sea necesario. 

Valora a qué temperatura debe estar cada habitación

Al igual que existen habitaciones que no necesitan ser calentadas en absoluto porque no se utilizan de forma habitual, también es posible diferenciar las necesidades de calor de las habitaciones que sí utilizamos diariamente.

Por ejemplo, es probable que en la cocina se genere calor a través del uso de electrodomésticos, como el horno o la vitrocerámica, y que no necesites utilizar otras fuentes de calor adicionales para estar cómodo.

Ahorrar en calefacción cocinando
 

En el caso de los dormitorios, tal vez solo los habites al llegar la noche y por eso no necesites calentarlos durante todo el día. El baño, por su parte, se calentará muchas veces con la propia ducha, o bien, por sus reducidas dimensiones, no precisará un gran esfuerzo energético.

El salón suele ser la estancia en la que, de forma universal, más tiempo pasamos y también en la que más confort precisamos.

En definitiva, es buena idea regular de forma independiente la temperatura de cada estancia teniendo en cuenta tus preferencias y así ahorrar de forma global.

Reduce el consumo por las noches y cuando no estés en casa

Siempre es mejor ‘estirar’ el consumo en calefacción y evitar calentar la vivienda en poco tiempo utilizando una temperatura muy elevada, pero también es cierto que durante la noche es mejor reducir un par de grados la temperatura (por ejemplo, hasta los 16 grados) o incluso apagar la calefacción.

Lo mismo se aplica cuando no estemos en casa, especialmente si nuestra vivienda no cuenta con un aislamiento de calidad. La razón se encuentra en que el calor que generamos se irá perdiendo poco a poco a través de ventanas, puertas, etc., por lo que estaremos gastando gas sin necesidad.

En estos casos es preferible programar la calefacción para que se inicie un par de horas antes de que lleguemos a casa. Ante la duda de si apagar la calefacción o bajarla, puede ser buena idea cerrar los radiadores para ahorrar en calefacción. 

Evita una diferencia elevada entre la temperatura interior y la exterior

Ya sabemos que la temperatura ideal de la calefacción ronda los 19-21 grados, pero, además, es importante que tengas en cuenta que la diferencia entre la temperatura interior y la exterior no debe superar los 12 grados.

De esta forma lograrás proteger en mayor medida tu salud, ya que los contrastes de temperatura no son buenos y pueden provocar más de un resfriado u otra enfermedad respiratoria.

Invierte en un buen termostato

Los termostatos son cada vez más sofisticados y permiten regular la temperatura de cada estancia de forma independiente, así como programar su encendido y apagado a determinadas horas del día o cuando una habitación concreta llegue a una temperatura previamente definida.

El objetivo es siempre lograr el máximo ahorro en calefacción, algo que va de la mano de un consumo reducido y una factura más modesta.

Por eso, aunque invertir en este tipo de aparatos puede suponer un pequeño susto para nuestro bolsillo, merece la pena hacerlo, especialmente si hacemos un uso intensivo de la calefacción durante los meses de más frío.

Regular termostato
 

Mejora el aislamiento de puertas y ventanas

Más allá del propio uso de la calefacción hay que tener en cuenta que las condiciones de aislamiento de nuestra vivienda tienen mucho que ver con el aprovechamiento del calor que generemos. Si puertas, ventanas y demás elementos estructurales retienen bien el calor, el resultado de nuestro gasto será más eficiente y podremos disfrutar de una temperatura agradable durante más tiempo con el mismo grado de consumo. 

Si quieres ahorrar dinero cada invierno, es buena idea que renueves determinados elementos poco eficientes.

Es fácil comprobar en qué habitaciones se pierde calor y tomar medidas para evitarlo. Algunas pueden resultar muy económicas, como la instalación de burletes en unas ventanas antiguas o en la parte baja de las puertas. Otras son especialmente costosas, como cambiar el aislamiento térmico de la vivienda.

Hazte con textiles de invierno de calidad

De la misma forma que determinados textiles nos ayudan a pasar menos calor durante el verano, otros tienen el efecto contrario y nos permiten disfrutar de una temperatura más agradable y aprovechar al máximo el calor generado a través de la calefacción.

Es el caso de las cortinas gruesas, de las mantas de fibras naturales como la lana o el algodón tupido, de los colores oscuros en zonas que reciban sol durante el día, de las alfombras gruesas colocadas en zonas estratégicas… También de la ropa de cama de calidad, como un buen edredón nórdico preparado para el invierno. 

Si utilizas los textiles a tu favor, tendrás un plus de calor y de confort muy importante. Del mismo modo, también se recomienda pintar de colores oscuros las zonas en las que incida el sol directo.

Abrígate también estando en casa

La ropa con la que vistamos en casa también influye en nuestro nivel de confort. Lógicamente, si pretendemos ir en manga corta durante el invierno, tendremos que calentar nuestra vivienda de forma probablemente excesiva.

No hay que perder de vista que durante el invierno es normal que haga frío y también que vayamos un poco abrigados por casa. Unas buenas zapatillas que aíslen del suelo siempre serán una buena inversión, así como ropa calentita para estar en casa, pijamas de invierno, etc.

Ventila a la hora adecuada

Por último, no olvides la importancia de ventilar a la hora adecuada. Hazlo preferiblemente durante las horas de más calor y ten en cuenta que bastan unos 10 o 15 minutos para airear tu hogar.

También puedes ventilar a primera hora de la mañana, antes de irte a trabajar, aprovechando que no vas a estar en casa y que la temperatura perdida no te afectará demasiado. Lo que no tiene sentido es airear después de calentar la vivienda, ya que estarás tirando gran parte del calor generado.

 

 

 

Fuente: Idealista

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